A mi madre no se le ocurre cosa mejor para pasar el tiempo que comer canchita dulce. No hay canchita. Me da algo de dinero y decido ir a comprar. En ese momento daba lo que fuera por salir y ahora tenía una dulce excusa.
Camino rápido. No sé por qué, es ya un viejo hábito. Estar siempre ocupada y viviendo siempre de prisa, yendo de un lugar a otro antes de que se te pase la vida...
En la puerta del mercado me doy cuenta de que está cerrado. Claro, ya son las 6. Carajo! nada me sale bien hoy, pienso. Sólo sé de una tienda grande justo al frente pero se han mudado a la cuadra 8. Doy unos pasos y noto que estoy en la cuadra ocho así que busco la tienda. Se ha convertido en un mini Wong; bueno, es una exageración. Es un espacio grande y acogedor. Saludo al vendedor, lo conozco, es el mismo y le sonrío. Lo felicito por el gran cambio. La inaguración fue hoy. Carajo! al menos a alguien le salen las cosas bien hoy.
Pdta.- llego a casa y la canchita no se me quemó... mucho.
domingo, 27 de enero de 2008
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